El planeta Venus, a menudo etiquetado como el "gemelo malvado" de la Tierra, esconde sorpresas inesperadas bajo su atmósfera infernal. Aunque se le conoce como el planeta más caliente del sistema solar, con temperaturas lo suficientemente altas como para derretir el plomo, Venus ahora está revelando un lado diferente, uno que es más suave y misterioso.
Los investigadores, en un estudio publicado en la revista "Advancing Earth and Space Sciences", hicieron un descubrimiento sorprendente: en lo alto de la atmósfera de Venus, a unos 120 kilómetros sobre la superficie volcánica, las condiciones se vuelven sorprendentemente frías. Aquí, a temperaturas que pueden descender hasta -183 grados centígrados, se pueden formar partículas de agua helada y dióxido de carbono.
Estas partículas de hielo se forman mediante un proceso llamado nucleación y se adhieren a las partículas de humo en la atmósfera de Venus. Si la temperatura baja aún más, los cristales de hielo de dióxido de carbono comienzan a cubrir las partículas de hielo de agua, dando lugar a impresionantes nubes.
El planeta Venus tiene un gran SECRETO revelado por los científicos
Se cree que estas nubes desempeñan un papel clave en el mantenimiento del agua en Venus, actuando como una "trampa fría" en la atmósfera. Ayudan a redistribuir las partículas de humo y prevenir la pérdida de agua al espacio. Así, incluso en condiciones extremadamente hostiles, Venus logra preservar un elemento clave para la vida.
Aunque la vida útil de estas nubes es corta, los investigadores sugieren que podrían observarse con instrumentos satelitales modernos. Una nube venusina, si es lo suficientemente grande, podría incluso reflejar la luz visiblemente, asemejándose a los cirros de la Tierra.
Este descubrimiento no sólo nos da una nueva perspectiva en de un planeta conocido por su entorno extremo, sino que también abre nuevas vías para la investigación de la atmósfera interplanetaria. Nos ayuda a comprender mejor cómo elementos vitales como el agua pueden persistir incluso en las condiciones más duras. Es un paso importante en la desmitificación del planeta Venus y la exploración continua de los misterios de nuestro sistema solar.
